No es ningún secreto que en nuestra época, la innovación se erige como el eje central del éxito y el crecimiento de una empresa o negocio. En este escenario, es probable que hayas oído hablar del término "Design Thinking", un enfoque innovador que está transformando la resolución de problemas complejos al poner a las personas en el centro de la ecuación.
¿Por qué esta estrategia se ha vuelto tan necesaria?
La innovación, tal como la conocemos, descansa en los dos pilares fundamentales de novedad y utilidad. Sin embargo, la novedad por sí sola no es suficiente. ¿De qué sirve una idea revolucionaria si no conecta con las personas a las que pretende servir? Aquí es donde entra en juego el Design Thinking, proporcionando a la innovación la actualización esencial que necesita para ofrecer soluciones que no solo sean novedosas, sino también significativas y de impacto.
En este artículo, profundizaremos en el mundo del pensamiento de diseño, desentrañando sus principios fundamentales y explorando cómo puede revolucionar la resolución de problemas en el ámbito empresarial.
¿Qué es Design Thinking?
Es una metodología de resolución de problemas centrada en las necesidades reales y los puntos de dolor de las personas que ofrece una solución rápida, sencilla e iterativa. Es por eso que nos gusta emplear esta estrategia en nuestros proyectos, para concebir posibles propuestas de valor que sirvan como insumos clave para la definición de una jugada estratégica.
El uso de este sistema fomenta el pensamiento divergente y desafía los paradigmas establecidos. Cultiva la alineación y el empoderamiento dentro de la organización, fomentando el pensamiento empático y facilitando la creación de soluciones centradas en el usuario.
El Design Thinking permite que tu equipo identifique eficazmente varios arquetipos y descubra los elementos que valora cada uno, basándose en sus dolores y expectativas.
Lo que distingue al pensamiento de diseño de otros enfoques creativos y de generación de ideas, es su foco en la solución y en las necesidades de las personas en lugar del problema en sí. Esto significa que se adentra en la búsqueda activa de soluciones para mejorar la experiencia de los usuarios.
¿Cuál es su utilidad?
Esta herramienta sirve, en primer lugar, para conocer y entender en profundidad la situación actual de una empresa o negocio. Para lograrlo, es necesario aplicar una metodología que permita entender el contexto, esta desempeña un papel crucial en abordar una serie de desafíos.
Los innovadores a menudo se ven abrumados por la gran cantidad de datos cualitativos y la falta de estructura en ellos. Aquí es donde el pensamiento de diseño entra en acción al organizar estos datos en temas y patrones, brindando una nueva perspectiva llena de ideas y posibilidades frescas.
Una vez se tiene la información contextual en detalle, es posible analizar correctamente el punto de partida para trabajar y visualizar cuál es el desafío al que nos enfrentamos. La siguiente etapa es la validación de arquetipos y la realización del mapa de empatía, lo que se complementa con el el escenario As-is.
Con esta etapa completa, se avanza al siguiente nivel: Idear el futuro. Este consiste en el planteamiento de las necesidades del cliente, el mapeo del escenario To-be y la reflexión y cierre de la jornada.
Es un proceso iterativo y no lineal que consta de cinco fases:
1. Empatizar
2. Definir
3. Idear
4. Prototipar
5. Probar.
Puedes llevar a cabo estas etapas en paralelo, repetirlas y regresar a una etapa anterior en cualquier momento del proceso.
El pensamiento de diseño se convierte en un lenguaje común al traducir las ideas en criterios de diseño, lo que facilita la convergencia del equipo de innovación en torno a lo que realmente importa para los usuarios. Aquí es donde el Design Thinking destaca, alentando la emergencia de nuevas ideas mediante una investigación enfocada y llevando al equipo hacia un conjunto diverso pero limitado de posibles soluciones.